martes, 14 de julio de 2009

De agujas y calmantes

Cuando de realidades se trata, la realidad que más nos pesa, que más castiga... Es la realidad que viene de adentro de uno.

A veces sale afuera, se corporiza y golpea. Castiga en los sueños, castiga en los ratos de soledad y se alimenta de la incertidumbre.

Y choca con la realidad de afuera. Indómitas, ambas realidades bailan alrededor nuestro.

Será cuestión de sumarse al baile...






Bitácora

(Advertencia, a partir de aquí comienza un relato personal)
Tuvieron que meterme una sonda por la garganta. Me recuesto en la cama, dejo mi celular a la anestesióloga y miro para la pared.
La anestesióloga hizo su trabajo en mi mano.
Me enfrenté a la aguja y al líquido, helado, que entró por mis venas... Sensación horrible.
Dormí.
Cuando desperté estaba aturdido -¿Sigo durmiendo?
Casi me voy sin el celular, no se como, pero lo recupero. Mando un mensaje. ¿Mando un mensaje? Ya está, el cerebro trabajó más rápido que el cuerpo ¿O fué al revés?
(Fin relato)





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